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Bøger
Ricardo Piglia

El último lector

  • Sara Uribehar citeretfor 3 år siden
    Hay una relación entre la lectura y lo real, pero también hay una relación entre la lectura y los sueños, y en ese doble vínculo la novela ha tramado su historia
  • conradoarzagahar citeretfor 4 år siden
    Entonces comprendí lo que ya sabía: lo que podemos imaginar siempre existe, en otra escala, en otro tiempo, nítido y lejano, igual que en un sueño.
  • Sócrates Ramírezhar citeretfor 5 år siden
    Un lector es también el que lee mal, distorsiona, percibe confusamente. En la clínica del arte de leer, no siempre el que tiene mejor vista lee mejor.
  • Anahar citereti går
    Dos son, entonces, los grandes mitos de lector en la novela moderna: el que lee en la isla desierta y el que sobrevive en una sociedad donde ya no hay libros.
  • Anahar citereti går
    Ellos creen al pie de la letra en la historia que escuchan y terminan por crucificarlo. En Borges y en Defoe, el aislamiento aparece como condición de la lectura perfecta, pero a la vez da cuenta de una fantasía paranoica.
  • Anahar citereti går
    l sujeto que lee en soledad se aísla porque está inmerso en la sociedad, de lo contrario no precisaría hacerlo. Marx ha criticado la idea de grado cero de la sociedad en el mito del robinsonismo, porque incluso un sujeto aislado por completo lleva con él las formas sociales que lo han hecho posible. El aislamiento presupone la sociedad de la cual el individuo quiere huir. «El hombre es en el sentido más literal un zóon politikón, no sólo un animal social, sino un animal que sólo en la sociedad se puede aislar», escribe Marx en la Introducción a la crítica de la economía política, y agrega una idea que anticipa la noción de lenguaje privado de Wittgenstein: «La producción de un individuo aislado fuera de la sociedad es tan absurda como el desarrollo de una lengua sin individuos que vivan juntos y hablen entre ellos.»
  • Anahar citereti går
    En muchos sentidos, señala Chartier, la novela ha definido nuestra manera de leer otros libros que no son novelas. Ha definido, habría que decir, lo que está ya planteado en la que muchos pensamos como la primera de todas las novelas, el Quijote: no sólo el modelo de la prosa de ficción, sino el modelo de lo que quiere decir leer una ficción y perderse en ella. Ha definido, en fin, el gran modelo del lector de ficciones: ya no el que lee para descifrar como Dupin, ya no el que desconfía del sentido de los signos, sino el que confía y el que lee para creer.
  • Anahar citereti går
    Y es en el lector de novelas en quien Roger Chartier, un gran historiador de los hábitos de lectura, ha visto una síntesis de las reglas dominantes de los modos modernos de leer.
  • Anahar citereti går
    En segundo lugar, el que lee ha quedado marcado, siente que su vida no tiene sentido cuando la compara con la de los héroes novelescos y quiere alcanzar la intensidad que encuentra en la ficción. La lectura de la novela es un espejo de lo que la vida debe ser; es el síntoma Madame Bovary. Anna Karenina lee una serie de acontecimientos y quiere vivirlos. En esa lectura extrema está el paso al bovarismo: querer ser otro, querer ser lo que son los héroes de las novelas.
  • Anahar citereti går
    Benjamin tiene un texto muy sagaz sobre la lectura en los trenes, sobre el doble movimiento del viaje que supone la lectura en el interior de otro viaje. «¿Qué le proporciona el viaje al lector?», se pregunta. «¿En qué otra circunstancia está tan compenetrado en la lectura y puede sentir su existencia mezclada tan fuertemente con la del héroe? ¿No es su cuerpo la lanzadera del tejedor que al compás de las ruedas atraviesa infatigable la urdimbre, el destino de su héroe? No se leía en la carreta y no se lee en el auto. La lectura de viaje está tan ligada a viajar en tren como lo está a la permanencia en las estaciones.»
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