Volver a cuándo

Del otro lado de la línea, ciertamente no hay un papá. Hay un apellido que ella carga como una etiqueta y no como una historia.

una viajante cuyo acento era bonito, hasta el momento de enseñar el pasaporte y verificarse como parte de la plaga.

El hostal y él dependían de ella, pero toda dependencia era poca cuando se medía con su necesidad

La universidad es lo que más me duele ver. Un despojo lleno de monte seco

tenía que haber otro Brasil más parecido al Brasil que su padre les había metido en el sueño a ella, a Elisa y a Graciela, que nunca quisieron soñar el sueño norteamericano porque el sur las imantaba a su suelo con una gravedad tan física como histórica

enloquecer es privilegio de los que tienen tiempo.

bonito y rústico como un caballo con miedo,

Un hombre libre, cuando fracasa, no culpa a nadie.

JOSEPH BRODSKY