Deben ser animales con menos peso que los toros de lidia habituales. Más escuálidos que los Miura desarrollados en forma plena, que el padre, durante sus incursiones a los criaderos, prefiere observar con cierto recelo.
Pese a las dimensiones necesarias para semejantes toreros, las bestias adecuadas para los enanos deben poseer una furia cercana a la de los animales de alta calidad. Estos espectáculos, lo dice el niño, no son mera pantomima.