«Tiene grandes riquezas la pobreza organizada según la ley natural». ¿Sabes acaso qué límites nos impone aquella ley de la naturaleza? No pasar hambre, no tener sed, no pasar frío. Para alejar el hambre y la sed no es necesario residir en soberbios umbrales ni tener un ceño arrogante ni un carácter despreciativo, no es necesario desafiar los mares ni marchar a los campamentos, lo que la naturaleza reclama es fácil de conseguir y apropiado. (11) Se persiguen las cosas inútiles. Esas son las que desgastan la toga, las que nos hacen envejecer bajo la tienda de campaña, las que nos empujan a litorales lejanos; a la naturaleza le basta lo que es suficiente