el pensamiento se abrió como una celeste flor en nuestras cabezas, y un día pudo decirse que había ya nuevos dioses sobre la tierra;
Jesús Esquivelhar citeretsidste år
todos llevamos en los glóbulos de nuestra sangre el recuerdo orgánico
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El hombre desaparecerá del haz del planeta, y hasta su huella se desvanecerá con él
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emisores especiales que registraban toda vibración y la transmitían sólo a aquellos que tenían los receptores correspondientes, utilizando ciertas corrientes magnéticas; aparatos éstos ya hoy en desuso por poco prácticos.
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Había en la falda del Ajusco, adonde llegaban los últimos barrios de la ciudad, un gimnasio para mamíferos, en el que éstos se reunian los días de fiesta, y casi pegado al gimnasio un gran salón de conciertos, muy frecuentado por los mismos.
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los animales contra el hombre
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dedicaba de preferencia a la contemplación
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en primer lugar, el lenguaje hablado por los animales, lenguaje primitivo, pero pintoresco y bello, era conocido de muy pocos hombres,
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La Naturaleza, empero, nos reservaba para más altos destinos que el de ser comidos a perpetuidad por nuestros tiranos. El progreso, que es la condición de todo lo que alienta, no nos exceptuaba de su ley
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Desde aquel día nuestro destino quedó fijado en la existencia: el hombre había inventado la máquina, y aquella estaca puntiaguda fué su cetro, el cetro de rey que le daba la Naturaleza...