Siempre era la dama de honor y siempre acudía soltera. Luchando con el cable del teléfono, Piper Shepherd contempló en el espejo el vestido de satén amarillo que se había colocado por encima. Su pelo oscuro, muy corto, destacaba sobre los volantes de los hombros y le daba el aspecto de un pajarillo en un nido, pero el vestido serviría.
—Personalmente, Justine, creo que el amarillo limón resultaría fantástico para una boda en agosto.
Su amiga suspiró al otro lado del teléfono, poco convencida.
—Mi madre dice que el amarillo no resaltaría en las fotos de ex