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Akwaeke Emezi

La muerte de Vivek Oji

  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    Necesitaba aprender a comportarme con este secreto que va soltando pétalos dentro de mí
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    Se pasaba horas mirándolo cuando Chika no estaba en casa, intentando encontrar a la criatura que alumbró y después perdió, intentando fijar en su recuerdo a la que había encontrado.
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    –No sabes de lo que hablas —Kavita se puso de pie y arremetió contra su marido–. No sabemos nada de su vida. Tú tenías tu idea de lo que tu hijo tenía que ser, pero estabas tan ocupado con tu aventura que te perdiste sus últimos meses en este mundo. No podemos seguir insistiendo en que era quien creíamos que era, cuando él quería ser otra persona, ¡y murió siendo esa persona, Chika! Le fallamos, ¿no te das cuenta? No quisimos verlo tal y como era y le fallamos.
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    Al día siguiente fueron a la casa del pueblo. A los pies de la tumba de Vivek, con su gran lápida rectangular, Kavita no pudo evitar pensar por un instante que la abuela de su hijo alargaba la mano desde la sepultura que yacía junto a la de él; que atravesaba el féretro y la tierra y astillaba la madera del ataúd de su nieto para agarrarle la mano. Al menos no estaba solo. Estaban juntos, la generación anterior y la siguiente, desaparecidas del aquí y ahora, dejando al resto de la familia flotando en la vida.
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    La verdad, pensó Kavita. Una pensaría que le brindaría consuelo, después de tanto tiempo mendigando respuestas, pero no: lo que sentía era una conclusión rotunda y vacía. Todo había terminado. Ya había descubierto lo ocurrido, ya se había resuelto el misterio, ya le habían entregado esa versión desconocida de su hijo para soportarla como bien pudiera, y ahora era demasiado tarde para preguntarle nada a él, para hablar con él y enterarse de lo que estaba pasando, conocer mejor a la persona que había sido a sus espaldas. Todo había terminado.
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    –No era tuyo –gruñó Somto. Todos la miraron, horrorizados–. No dejas de hablar de él como si te perteneciera, solo por ser su madre, pero no era tuyo. No pertenecía a nadie más que a sí mismo. Y viendo cómo te has puesto… por eso no podíamos contártelo. Por eso vivió los últimos meses de su vida en secreto. Por eso no podía confiar en ti. Te crees que Vivek es de tu propiedad y no sabías nada de su vida.
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    ¿Quién, por mucho que haya perseguido la verdad, puede evitar ese momento de duda, ese momento en el que una se pregunta si realmente quiere lo que ha estado pidiendo?
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    nadie sabía lo que fue aquello, nadie sabía lo que fue encontrarlo.
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    hombre necesitaba algo con lo que obsesionarse ahora que había terminado de pintar, ahora que la pena lo perseguía de cuarto en cuarto, rogándole que pasara un rato a solas con ella. Todos sabían lo que ocurriría cuando llegara ese momento: le rebanaría detrás de las rodillas y lo tiraría al suelo y Chika volvería a caer en la misma oscuridad a la que se había retirado cuando Ahunna murió.
  • Ana Lazcanohar citeretfor 3 måneder siden
    A la gente le gusta decir que los muertos parecen dormir, y quizá Kavita lo habría dado por bueno en diferentes circunstancias. Con Ahunna fue así, pero, al fin y al cabo, ella murió mientras dormía. En su caso, el sueño y la muerte se confundieron, y cuando al día siguiente le dieron sepultura, llevó paz consigo. Pero Kavita ya había visto un Vivek muerto: el del porche, la sangre coagulada, el pie torcido. No serían capaces de engañarla con esta versión pulcra, no podían imbuirle una paz que nunca hubo. Y no porque no lo hubieran intentado
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