Sé más trabajador y menos holgazán

Qué es la Laboriosidad?

La laboriosidad nos llama a hacer bien todo lo que hacemos, utilizando al máximo los dones que Dios nos ha dado. No basta con hacer un trabajo, debemos hacerlo bien, lo mejor posible, poniendo todo nuestro esfuerzo.

Juan Pablo II nos dice: “El trabajo es un bien del hombre, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’. Por esto el trabajo no es un derecho de todos, sino una obligación”.

La laboriosidad nos llama a hacer bien todo lo que hacemos, utilizando al máximo los dones que Dios nos ha dado. No basta con hacer un trabajo, debemos hacerlo bien, lo mejor posible, poniendo todo nuestro esfuerzo.
La laboriosidad requiere de muchas otras virtudes, como responsabilidad, justicia, honestidad, constancia, perseverancia, generosidad, gratitud y paciencia.
Es importante contar con los conocimientos o técnicas adecuadas para realizar nuestro trabajo. Por eso debemos formarnos, capacitarnos o buscar ayuda cuando no sabemos cómo hacer las cosas.
No sólo es “laborioso” quien recibe paga por su labor, puede serlo también quien trabaja en el hogar o realiza trabajos

pereza es el vicio contrario a la

laboriosidad y consiste en la falta de estímulo o voluntad para cumplir con nuestras obligaciones o deberes. Se llama acedia cuando se refiere a las cosas de Dios.

La pereza es el vicio contrario a la laboriosidad y consiste en la falta de estímulo o voluntad para cumplir con nuestras obligaciones o deberes. Se llama acedia cuando se refiere a las cosas de Dios.

La pereza es el vicio contrario a la laboriosidad y consiste en la falta de estímulo o voluntad para cumplir con nuestras obligaciones o deberes. Se llama acedia cuando se refiere a las cosas de Dios

La pereza es el vicio contrario a la laboriosidad y consiste en la falta de estímulo o voluntad para cumplir con nuestras obligaciones o deberes. Se llama acedia cuando se refiere a las cosas de Dios.

Don Oswaldo murió hace muchos años, pero nunca será tarde para corresponderle –me dijo papá-.

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