—Ser inventivo no siempre es bueno —le recordó con ojos resplandecientes—. No se me ha olvidado esa receta de patatas danesas.
Ella puso una mueca.
—Ni al jefe —dijo ella refiriéndose a Grange—. Lo probó, me miró y preguntó si lo habíamos comido alguna vez antes. Cuando le dije que no, dijo: «Pues mejor no repetimos».
Ed se rio en voz baja.
—No estaban tan malas. Pero no eran patatas, eran boniatos y no estamos acostumbrados a comer eso.
Ella puso los ojos en blanco.
—Lo único que quieren comer los hombres es carne con patatas.
—La mejor comida del mundo es la comida sencilla.
—Sí, pero tampoco es malo probar cosas nuevas.
—Prueba con nuevas recetas de carne y patatas.
—¡Eso es lo que hice!
Él la miró con el ceño fruncido.
—No tan nuevas.
Ella soltó una carcajada y entró en la casa.