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Nadine Lifschitz

Bebé vampiro

«Una mujer no logra abandonar a su terapeuta, una niña pierde a su amiga para siempre, una madre se abraza a las fantasías para fortalecer la realidad, una joven conoce la desesperación, otra madre se va al cielo temprano y prístina y otra, menos modélica, lee obsesivamente los horóscopos dominicales. En estos cuentos lo quebrado está a la vista y brilla. La narrativa de Nadine explora con pulso, piedad y humor zonas amargas, ocultas y condenadas. Como una practicante del arte del Kintsugi, construye sus historias sobre los rastros, las fallas y las heridas. Ese relieve es su andarivel». Cecilia Fanti «Con precisión, la autora construye personajes y miradas que se despliegan en toda su complejidad, al recorrer afectos y vínculos primarios que toman formas diferentes, pero que cargan siempre con la intensidad propia de cada vivencia». Laura Verdile
68 trykte sider
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Concreto Editorial
Oprindeligt udgivet
2020
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Vurderinger

  • Silvia Arenashar delt en vurderingfor 5 måneder siden
    👍Værd at læse

  • Vicky Sabelhar delt en vurderingfor 5 måneder siden
    👎Spring denne over

  • Afrihar delt en vurderingfor 10 måneder siden
    👍Værd at læse
    🎯Læseværdig
    😄Vildt sjov

Citater

  • Vicky Sabelhar citeretfor 7 måneder siden
    A Gloria se le notaba lo argentina, lo porteña y lo profundamente agotada.
  • Cristian David Hernandez Chaveshar citeretfor 8 måneder siden
    Su vida era distinta a la mía. Se limitaba al colegio del barrio y al almacén. Y a China, claro, ese lugar que ella extrañaba tanto y al que añoraba volver. China, pensaba yo, era casi otro planeta donde la gente tenía la cara distinta, el idioma era distinto y el olor era distinto. Vivi olía a almacén. Más de una vez traté de explicárselo, como a una mezcla entre galletita dulce, alga y humedad. Pasó el segundo grado y Vivi aprendió a hablar, así que mi amistad con ella se hizo aún más divertida y yo dejé de ser la vocera oficial para pasar a ser su mejor amiga. El verano se nos fue entre su casa detrás del almacén y la Pelopincho de mi patio. Una vez más me fui a Necochea con mi familia y cuando volví le conté de la playa, que ella no conocía. Me contó que en China vivía muy lejos del mar y que, en realidad, no era nada común irse de vacaciones. Yo trataba de imaginarme su vida allá, su familia y su casa que, por supuesto, no era parte de un almacén.

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