El tiempo de la promesa

Vivimos entre promesas que no hacemos,

Hacer una promesa es interrumpir el destino. Es afirmar con convicción una verdad que desafía el peso de la realidad

Traición y tradición vienen de la misma raíz. Son acciones de transmitir, de transferir algo. Mientras la tradición alimenta el tiempo común, ya sea de manera libre o autoritaria, la traición consiste en dar lo que somos a otro, otro amante, otro bando, otra ideología u otra religión.

desesperación se alza un «prométeme que…»,

Nadie puede prometer nada y, sin embargo, pedimos y exigimos promesas.

Es afirmar con convicción una verdad que desafía el peso de la realidad.

En el caso de la promesa soberana, este compromiso se da desde una relación de subordinación

el perjurio ha sido castigado con la muerte social o, directamente, con la pena de muerte.

la blasfemia relaciona la vacuidad con la vanidad (decir en vano). La autenticidad de la palabra («Te lo digo de verdad») no viene dada y necesita ser reafirmada, sancionada, certificada por todo tipo de estrategias simbólicas, rituales e institucionales.

a través del juramento, se hace consciente del abismo que hay entre su palabra y su verdad, así como entre su palabra y la de los demás. Antes que expresar sumisión a cualquier autoridad, el juramento indica la fragilidad del nexo entre las palabras y las cosas