Una vida de oracion

Una vida de oración le dará una realidad viva y vibrante a sus oraciones. Tómelo en serio.

Orar expone lo preocupados que estamos por nosotros mismos y revela nuestras dudas. No orar le caía mejor a nuestra fe.

Siempre que comienza a hablar de su relación con su Padre celestial, Jesús llega a ser como un niño: muy dependiente.

Cuando Jesús nos dice: «separados de mí, no pueden hacer nada» (Juan 15:5), nos está invitando a su vida de dependencia viva de su Padre celestial.

Debido a que él no puede vivir la vida por su propia cuenta, ora.

Si Jesús tiene que alejarse de la gente y del ruido para orar, entonces tiene sentido que nosotros también necesitemos hacerlo.

Cuando su mente comienza a divagar en la oración, sea como un niño. No se preocupe por ser organizado o por permanecer en la tarea. ¡Sin duda, Pablo no lo estaba! Recuerde que está en una conversación con una persona. En lugar de darse golpes, aprenda a jugar otra vez. Ore por aquello a lo que su mente divaga. Tal vez sea algo importante para usted. Tal vez el Espíritu lo está empujando a pensar en algo más.

Un corazón necesitado es un corazón que ora. La dependencia es el latido de la oración.

medida que desarrolle su relación con su Padre celestial, usted cambiará. Descubrirá nidos de cinismo, orgullo y obstinación en su corazón. Será desenmascarado

LA VIDA DE ORACIÓN...

REVELA EL CORAZÓN