La Guerra Civil española obligó al catalanismo conservador a una dura elección entre los militares sublevados y una Generalitat en manos de revolucionarios anarquistas y comunistas. El político Francesc Cambó y sus principales colaboradores, como el periodista Josep Pla y otros personajes no menos conocidos como el abogado José Bertrán y Musitu, el político Joan Ventosa y Calvell o el escritor Juan Estelrich, apostaron por una decidida pero secreta colaboración con el cuartel general de Salamanca. Y lo hicieron principalmente a través de los informes de la red de espionaje SIFNE (Servicios de Información de la Frontera del Nordeste de España) que, al igual que la oficina de propaganda exterior camboniana, operaba desde Francia. En ambas organizaciones fue pieza clave Josep Pla, quien rentabilizó los contactos que había establecido en sus tiempos de corresponsal en la Europa de entreguerras y en el Madrid de la Segunda República, con monárquicos, republicanos, falangistas, separatistas catalanes y corresponsales extranjeros.
Guixà ha peregrinado a algunos escenarios de la guerra, entrevistado a supervivientes y familiares de los espías, y, además, deambulado por diversos archivos oficiales en busca de los informes de la SIFNE. Espías de Franco saca a la luz estos informes, inéditos hasta ahora, que arrojan nueva luz sobre algunos aspectos claves de la guerra: los contactos entre los emisarios franquistas y la facción republicana Estat Català, el papel de los comunistas en la preparación de los “hechos de mayo” de 1937 o el intento de golpe de mano en la Generalitat conocido como “el complot de Casanovas”. Y, sobre todo, muestran la obsesión de los hombres de la Lliga Catalana por que la Italia mussoliniana -desde la que Cambó movía los hilos de su organización— no se enfrentara a Gran Bretaña en la nueva guerra mundial que ya se vislumbraba en el horizonte, lo que situaría a la nueva España de militares y “franquistas catalanistas” en el lado sombrío de la historia.