Gran Rechazo, o Gran Deserción, como un empuje de los jóvenes, decepcionados ante la precariedad del mundo laboral y social, y la gestión que de esta hace la política actual, hacia el rechazo de diferentes formas de inclusión en el sistema: rechazo de la procreación, lo que consciente o inconscientemente hacen las mujeres que eligen no reproducirse; rechazo del sexo, cuya práctica disminuye generación tras generación; rechazo del consumo y de la producción, y rechazo y desinterés en las formas existentes de participación política, como se manifiesta en el creciente abstencionismo y la desafección de los últimos procesos electorales.34