Un camino con los libros

A veces, ciertos libros necesarios se escriben con varios años de antelación, antes de que los lectores se interesen por ellos.

hoy son las redes las herramientas decisivas para publicitar un libro

Las colecciones fueron siempre una suerte de marco ordenador de un catálogo y en algunos aspectos también de fidelización a un sello editorial, y podría pensarse que en el espacio digital se diluyen o se redefinen, siguiendo quizás el modelo de las plataformas de suscripción por streaming, en las que uno puede buscar películas dentro de listas con títulos seleccionados por alguien, que en el caso de los libros sería un editor

Los libros electrónicos (ebooks) no demandan stock y la impresión bajo demanda permite que muchas obras de nicho que jamás se habrían publicado o reimpreso porque no era posible en offset una impresión de cuarenta ejemplares, hoy sean viables –aunque no en términos comerciales– simplemente porque se cuenta con una máquina adecuada que puede imprimir incluso un solo ejemplar de un título. Los ebooks eliminan los costos de impresión y de papel, pero incluyen otros nuevos, como el drm (Digital Rights Management) o la gestión de los derechos digitales. La redefinición en los formatos afectó también los canales de venta tradicionales. Sin duda las librerías que tienen optimizado su sistema de venta en línea tienen ventajas sobre las que no lo tienen.

No puedo dejar de mencionar que en estos años han sido muchos los cambios tecnológicos. Los editores pueden tener hoy un tipo de relación más flexible con los números de libros a imprimir a partir de dos procesos claramente tecnológicos: los libros electrónicos y la producción on demand.

la literatura infantil y juvenil.

No recuerdo que antes de mediados de los noventa las ventas al Estado fueran un elemento contemplado como decisivo para la supervivencia editorial, algo que luego de los 2000 creo que se dio con mayor intensidad. Posiblemente una de las razones es que la industria editorial argentina está orientada básicamente al mercado interno y ese mercado interno no ha crecido, sino que más bien ha decrecido

Una segunda constatación que me quedó luego de las visitas a las bibliotecas fue la importancia de estas como un primer lugar de acercamiento a la lectura.

Yo había trabajado en Planeta con Alejandro Ulloa, que evaluaba los trabajos de edición y corrección con gran rigurosidad y una estricta mirada profesional. Además de saber todo lo que se necesita saber para que un libro esté bien editado, Alejandro tenía una capacidad poco común para manejar cincuenta problemas a la vez: sabía seleccionar a quienes iban a encargarse de cada tarea, coordinar equipos, delegar decisiones, evaluar desempeños, diferenciar qué tipo de intervenciones requería un libro cuyo fuerte era la potencialidad comercial y qué tipo de trabajo necesitaba otro cuyo principal valor era el literario.

Los premios literarios también eran parte de la estrategia de Planeta. Las editoriales del grupo organizaban premios, como el famoso Biblioteca Breve de Seix Barral, pero el más difundido era el Premio Planeta, que consistía en una suma de dinero muy significativa.