Provócame

Adónde te crees que vas con esa ropa, Annia? ¡Pareces una fulana!

—A donde a ti no te importa, y visto como me da la gana —le espeto en un

Parece que está encantado con lo que le expongo, así que me da por pensar que realmente lo hizo por el simple hecho de ponernos a prueba respecto a nuestra forma de trabajar.

Ulises..., ¡para!, que veo a dónde quieres llegar. —Lo señalo con un dedo acusador.

Eso es que algo quiere», pienso para mí. Con toda mi educación, le ofrezco la mano al hombre al que estoy mirando embobada y sin ser consciente.

Contemplo a Armando. Es cierto que está mucho mejor dotado que Mikel en todos los sentidos, así que mientras mi novio se divierte con Carolina, intento aprovecharme de él todo lo posible.
Comenzamos a besarnos. Mete sus manos bajo mis bragas y empieza a masturbarme lentamente. Bajo las mías y desabrocho su pantalón para poder tocar su erección. Mmm…, cómo me gusta. Saboreo sus carnosos labios y aprovecho para darle pequeños mordiscos. En ese instante, noto que Mikel besa mis hombros, mi espalda y acaricia mi piel. Al mirar hacia el suelo, veo a Carolina hincada de rodillas chupándosela sin descanso. Armando también se postra de rodillas ante mí, y su ataque brutal contra mi sexo no se hace de rogar en cuanto Mikel pellizca mis pezones y se apodera de mi boca.

Nos encaminamos hacia la mesa cuando la gente empieza a entrar en la estancia, que está decorada cuidando hasta el más mínimo detalle.

En cuanto estoy fuera, escucho un fuerte golpe, a mi padre gritar y a mi madre llorar. Está pegándole…, otra vez.

oso. Ahora mismo, lo que más me apetece es ahogarlo con un cojín para que deje de hacerla sufrir.

elo castaño. ¡Hala, ya estoy lista!

Si esto no son tácticas de seducción, que baje Dios y me lo diga.