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Bøger
Gabriel Miró

Amores de antón Hernando

  • Gaby Motahar citeretfor 6 år siden
    Jesús era albino, pecoso, gordo, pesado, me
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    -Yo, de usted, me tendría por venturoso. Fíjese que hablando y escribiendo solo buscamos la fineza psicológica del humorismo, de la amarga ironía.

    Pues, Antón Hernando, usted es un elegido de la Ironía. Yo, de usted, la verdad, sentiría una espiritual complacencia.

    ¡De modo que yo he sido un ironista vivo! ¡Yo no lo sabía! Y ahora que lo sé, quisiera llorar, en vez de sonreír. Ironía debe de ser como una goma aromosa, como un perfume que se quema en la brasa del corazón, y que regala a la nariz ajena, mientras nosotros no podemos percibir la fragancia, porque nos estamos quejando de la escondida llaga.
  • David Armando Córdova Pradohar citeretfor 6 år siden
    yo estaba delante de la suma de la gracia y poesía reflejadas, y detrás de la vulgaridad y rudeza... Dentro de esta paradoja he vivido siempre.
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    Y además; Senabria, puedo decir que pertenece a mi familia; se casará pronto con Elena...
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    Este Antón Hernando,

    después que abandonó

    La Mancha, según he

    leído en su historia,

    quedose pobre y dio en

    un género de locura,

    padecido con frecuencia

    por los mozos, que fue

    hacerse poeta.

    Más tarde un Hernando

    célibe, algo pariente

    suyo, murió, dejándole

    mucha herencia.
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    ...El día de la Inmaculada, mi madre amaneció muerta. Estaba enferma del corazón. Mujer santísima, dulce y callada siempre, hizo su tránsito silenciosa y sola. ¡Y yo estaba cerca, y no pudo verme!
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    Doña Francisca me llamaba dulcemente desde la empalizada, asomada a la inmensidad. Entonces asistí al despertar de mí mismo. Mis ojos, mis oídos, mi olfato, mi piel, percibían lo más escondido de la vida. Sentíame hundir en el dulce gremio de la noche; su misterio, su olor y suavidades, me daban sensación de mujer, para mí, sello de delicias y conjunto de peligros.

    Maroto había desaparecido. Doña Francisca y yo contemplamos el profundo paisaje. De todo se elevaba una vibración amorosa; sonaban élitros de plata; otros insectos hacían un estridor leve y medrosito como si me llamasen siseos femeninos.

    Temblaban, vislumbrando, las estrellas, y el cántico dulce y humilde de los campos imitaba en armonía el estremecimiento del cielo.
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    ...Una tarde abriose la puerta de la enfermería y apareció mi madre, mi madre muy pálida y enlutada, lo mismo que la soñé. Abrazados y llorando me dijo que mi padre había muerto.
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    Y Bellver me dijo que para ver a su criada había de entregar mi alma al diablo, el cual acudiría luego, tomando la naturaleza o forma de la mujer deseada; y desnuda se acostaría en mi cama.
  • Édgar Rodríguez Lópezhar citeretfor 6 år siden
    Habréis de saber, si proseguís el cuento de mi vida, que cuando en ella nacía una flor espiritual, una emoción alada, la majaban estacas grotescas.
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