La belleza de sentir

Conectar con las emociones, escucharlas
Atender las emociones, acogerlas
Legitimar las emociones
Identificar las emociones, reconocerlas
Nombrar las emociones, expresarlas
Empatizar, comprender las emociones
Transitar las emociones
Regular las emociones, modularlas
Consolar las emociones, calmarlas
Interpretar las emociones, descifrarlas
Elaborar las emociones, construir sentido
Integrar las emociones, trascenderlas
Estos

Puesto que hacemos versiones adaptadas y subjetivas de todo lo que vivimos, procuremos que sean versiones amables, que contengan pinceladas de rosa que mitiguen el gris o el negro y nos potencien y empoderen. Se trata de elaborar narrativas reparadoras, de construir significados que nos proporcionen bienestar y nos hagan más aptos para la vida.

Ofrecer consuelo es un gesto amoroso delicado y balsámico, y uno de los baluartes de la resiliencia o la fortaleza interior.

El llanto es una forma natural de nuestro organismo para expresar y autorregular la tristeza y a veces se extingue por sí solo simplemente permitiendo que se manifieste.

Por ejemplo, en el caso de una separación de pareja, son emociones naturales y primarias el dolor, la rabia, la frustración, el miedo, la impotencia, el sentimiento de culpa… Quien se permite sentirlas sin grandes dramas y se da el tiempo necesario para transformarlas podrá recomenzar una nueva etapa libre de cargas del pasado.

Regular las emociones no quiere decir reprimirlas, sino aprender a modularlas y a calibrar de qué manera, cuándo, dónde y a quién pueden ser expresadas.

Reconocimiento de la alteridad y la diferencia. El grado más elemental de empatía no es ni mucho menos ponerse en la piel del otro, sino reconocer que el otro tiene otra piel. Que siente y actúa diferente porque tiene otra historia y otras circunstancias diferentes a las propias. Y, seguro que nosotros, con su historia y sus circunstancias, sentiríamos y actuaríamos como él. Este primer nivel trae implícita la renuncia a querer cambiar las emociones del otro, que sería como pretender cambiarle la piel. Sus acciones podemos validarlas o no validarlas, pero las emociones respetamos que sean las que son. A pesar de ser el nivel más elemental, supone un grado bastante importante de empatía. Y tendría que ser la empatía mínima entre los humanos

Uno de los caballos de batalla del desarrollo emocional es precisamente aprender a presionar el botón de pausa entre la emoción y la acción. Es decir, hallar los mecanismos para evitar las reacciones viscerales o primarias que son propias del cerebro reptiliano y que a menudo nos complican la vida.

Todas las emociones son saludables si las experimentamos transitoriamente y somos capaces de extraer de ellas algún beneficio o de vivirlas sin grandes perjuicios.

la verdadera madurez emocional consiste precisamente en ser capaz de conjugar emociones contrapuestas.