ME CONTARON QUE, CUANDO MAMÁ NACIÓ,
en el pueblo la recibieron con obsequios,
plantaron un ciprés en su nombre,
era una tradición judía
para que la niña creciera fuerte.
Sus padres la criaron bien,
le enseñaron a leer y escribir,
a honrar a la familia y el trabajo.
Mamá también me educó
pero plantó un fresno para mí,
el árbol equivocado.
Si supiera que su hija es una ladrona
se le astillaría el corazón.