Durante más de seis siglos, la inquisición formó parte del mundo católico. Era una actividad de origen medieval cuyo objetivo era proteger la unidad religiosa por medio de una investigación minuciosa y del juicio de los sospechosos de herejía.A lo largo de la historia, los inquisidores dirigieron su actividad contra una variedad de “delitos de fe”: catarismo, judaísmo, mahometanismo, luteranismo, idolatría, brujería, solicitación, bigamia, lectura de libros prohibidos, blasfemias y ateísmo, entre otros. En algunos momentos fue una inquisición selectiva y discreta; en otros, una persecución con castigos severos y ejecuciones en la hoguera, pero siempre fue una práctica que fomentaba la intolerancia religiosa y la desconfianza hacia la renovación intelectual.Sin caer en ataques ni en justificaciones anacrónicas, este libro sintetiza las investigaciones recientes sobre el oficio medieval y su transformación en los tres grandes sistemas de la Época Moderna: la Inquisición española, la Inquisición portuguesa y la Inquisición romana.