Verónica y Gael Novoa son hermanos adoptivos. El padre de ella fue el líder de uno de los clanes de narcotráfico que proveía a gran parte de Europa de cocaína, tabaco y hachís en los noventa; después de que lo encerraran a él y a sus socios, falleció en la cárcel y su hija pasó varios años en un internado antes de regresar al norte de España y retomar el negocio familiar.