Amor

Lo que yo me merecía era esto: que me azotaran en el culo, que me comieran el coño, que me chuparan los pezones (erectos, erectos), que me dijeran: córrete para mí.

Me miraban y yo distinguía verdadero afecto en sus ojos, en la comisura de sus labios. Y eso que no soy guapa.

No soy guapa, pero soy de movimientos rápidos y avispada.

Crecer fue un error, algo que ya no podré reparar. De cerca podrías pensar que lo que ves en mis mejillas son lágrimas reales. Sin embargo, yo no lloro. Yo no lloro, te dije, nunca lloro. Así que decidiste hacerme llorar.

es una herramienta de sometimiento que encierra en sí todos los males y los pecados

¿Qué me preocupaba entonces? Que, a pesar de haberlo prometido, al final te dejé solo en el mundo, cada uno con lo que sabe hacer, lo cual no estuvo muy bien por mi parte. ¿Qué te preocupaba a ti? Nada. Me dejaste hacer lo que me viniera en gana. Y lo que no venía en gana, también.

el amor se olvida, lo olvidé del mismo modo en que otros se olvidan de meter la leche en la nevera, dejan puestas las llaves del coche, un calcetín desparejado en la lavadora,

hay momentos en la vida en los que hay que huir de la felicidad.

y, en última instancia, llegué a la conclusión de que Dios había cometido un acto por completo abominable al crear a la Mujer. Me asombró descubrir que un artista de tal calibre pudiera siquiera tocar una criatura tan impura, dado que la mujer, según sus afirmaciones, es una herramienta de sometimiento que encierra en sí todos los males y los pecados

la mujer, según sus afirmaciones, es una herramienta de sometimiento que encierra en sí todos los males y los pecados.