—Es guapa, la chica. Muy guapa. Hay muchas mujeres guapas en el mundo y, lo creas o no, no es algo en lo que suela fijarme, pero a ella le presto más atención de la que le prestaría en otras circunstancias. Alguien distrae a Greg antes de que tenga oportunidad de presentármela, pero la veo tocar la tabla de Go de mi abuela y coger una de las piedras de la forma tradicional, con los dedos índice y corazón. La veo probar a hurtadillas un trozo de queso. En un momento dado, estoy casi seguro de que dice algo que solo yo reconozco como un chiste del principio de Heisenberg. Y entonces, cuando mi hermano vuelve… ahí es cuando empieza la cosa para mí. Porque la veo interceder entre él y mi familia de una forma que yo nunca he logrado conseguir. Y créeme, lo he intentado. Llevo treinta años de mi vida tratando de protegerlo, y esta chica… A ella, simplemente, se le da mejor. Y a él nunca lo había visto tan… Feliz no es la palabra adecuada, pero parece estar a gusto. Y, a medida que avanza la noche, no puedo dejar de mirarla, y me doy cuenta de algo: está constantemente alerta. Siempre va dos pasos por delante. Se anticipa a las necesidades de los demás, como si las personas fueran ecuaciones que hay que resolver en tiempo real. Es algo sutil, pero está ahí y…