El centro de una pareja se corre, se transforma, vira. Hay que relocalizarlo, buscar un nuevo centro y hacer lugar. Dividir placer y cargas. Encontrarse en el sexo o en la conversación. Discutir y reclamar. Establecer acuerdos, hacer volar esos mismos acuerdos por el aire, volar uno mismo, imaginar una vida lejos, imaginar una vida sin hijos, descubrir la imposibilidad de volver el tiempo atrás.