En busca de la felicidad

edad adulta, hay un periodo de tres días de libertad sexual generalizada, después del cual tiene lugar la ceremonia final. Toda la aldea canta y danza al ritmo de unos grandes tambores de lengua, cuyo sonido se considera la voz de los ancestros. Entonces llega una hermosa joven, ataviada ceremonialmente como uno de los seres anónimos de la era mítica, que se acuesta bajo un gran chamizo hecho de troncos y sostenido por un par de gruesos pilares de madera. Entonces los recién iniciados –chicos de poco más de 10 años– desfilan uno tras otro manteniendo con ella su primera relación sexual. Cuando el último todavía está abrazándola, se retiran los soportes que sostienen el techo y toda la estructura se desploma, sepultando a la pareja y acabando así con su vida. Luego los sacan de debajo de los troncos, los despedazan, los asan y se los comen.

Aquí tenemos la representación de lo masculino y lo femenino, de la procreación y la muerte. Y también se refleja la idea de que toda comida es una comunión eucarística. Este rito proporciona una representación extraordinariamente vívida de la esencia de la vida. Ahora queda claro lo que quiero decir cuando hablo de los ritos que afirman la vida tal cual es. Esta ceremonia es una representación del momento mitológico de una afirmación consciente, no solo de la vida, sino del espantoso hecho de que la vida se nutre de la muerte.

Recordemos que, en las culturas mitológicas tradicionales, la mitología cumple fundamentalmente con cuatro funciones diferentes: mística, cosmológica, sociológica y psicológica.

No resulta fácil, por ejemplo, en la tradición cristiana, distinguir el significado de los términos «Jesús» y «Cristo». «Jesús» es un personaje histórico, mientras que «Cristo» es un principio eterno, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad, que existió antes y después de todos los tiempos y no tiene, por tanto, nada de histórico. Nuestra tradición afirma que el personaje histórico de Jesús fue la encarnación en la tierra de la segunda persona de la Santísima Trinidad.

El segundo objetivo de este tipo de vida es sofocar todo deseo por la vida. La idea consiste en no morir sin antes haber perdido todo deseo por la vida, haciendo que el fin del deseo y el final de la vida coincidan. En los últimos estadios, se comprometen a no dar, cada día, más que un determinado número de pasos y así van caminando cada vez menos, especialmente en el bosque, para no dañar a los hongos, las hormigas y quizá hasta al mismo suelo.

. No sé lo que es el ser y tampoco sé lo que es la conciencia, pero sí sé lo que es la felicidad. La felicidad (o bliss) es esa sensación profunda de estar presente, de hacer lo que tenemos que hacer para ser nosotros mismos. Y eso es algo que podemos hacer en cualquier momento porque, en cualquier momento, ahora mismo, nos hallamos ya al borde de lo trascendente. Poco importa, para ello, tener o no dinero. Volví de mis años de estudiante en Alemania y París tres semanas antes de la crisis de 1929 de la bolsa de Wall Street y luego pasé cinco años sin trabajo. Afortunadamente para mí, no disfruté de bienestar económico, de modo que, sin tener mucho más que hacer, pude sentarme en Woodstock y dedicarme a leer y buscar la felicidad. Ahí estaba yo, continuamente al borde de la exaltación.

Y eso es, precisamente, lo que les he dicho siempre a mis alumnos: buscad vuestra felicidad. Habrá momentos en que experi

respiración. La respiración oxida el alimento y lo convierte en vida. Por ello este cuerpo se considera alimento en combustión.

primera capa es annamaya-kośa, la envoltura del alimento. Ese es el cuerpo, que está hecho de comida y que, al morir, se convertirá en comida y se verá consumido por los gusanos, los buitres, las hienas o el fuego. Esa es la capa del cuerpo físico, la capa del alimento.

La segunda capa es prānamaya-kośa, la envoltura

Conocer a los otros es sabiduría; conocerse a sí mismo es iluminación. Volverse maestro de otros requiere Fuerza; volverse maestro de sí mismo requiere la verdadera Fortaleza.

LAO-TZU, Tao te King,
capítulo 33

El fanático no es sino la persona que ha perdido ese equilibrio y cree ser el único en estar en posesión de la verdad. V-E-R-D-A-D es el nombre de uno de los monstruos más feroces a los que tenemos que enfrentarnos.

Mito e historia son dos cosas diferentes. Los mitos no son relatos ejemplares de personas que vivieron vidas inspiradoras. No, los mitos son lo trascendente en relación al presente.