Hay ciertas ocasiones en las que los seres humanos creen que pueden conseguirlo todo. En estos momentos, cuando todo su ser está empapado de esta creencia, ven muchas cosas que normalmente son invisibles para los ojos humanos. Luego, pasado un tiempo, incluso después de haber descendido hasta el fondo del pozo de la memoria, estos momentos reviven unos instantes y de nuevo les recuerdan a los hombres la milagrosa plenitud de las penas y las alegrías del mundo. Nadie puede evitar estos hitos del destino, como tampoco puede nadie —sea quien sea— evitar la desgracia de que sus ojos vean más de lo que pueden soportar.