Lo único que hay que saber leer es la suciedad de la ropa, las sábanas, la casa. En los calzones están escritos los ciclos y las enfermedades, la escasez y la abundancia. En otras prendas se interpreta el sudor, si dulce o amargo habrás de leer. Aprende. Los zapatos dicen qué tanto y en dónde se ha estado o si todo es un deambular. En la cama se descifra el insomnio, la indiferencia, la pasión o el delirio. La mesa, después de las comidas, fíjate bien, tiene las huellas de la insatisfacción, la prisa, el sosiego o el bienestar. No necesitas conocer a la gente, tratarla, hablarle o que te hablen. Para entender mejor apártate. Sólo a solas cuando sirves puedes leer de verdad.