El retorno de las niñas perdidas

Fue con el paso de los años que Fátima logró comprender que remar juntos no era igual que arrastrarse el uno al otro. Y que priorizar la libertad también se trataba de eso.

Esto? –Volteó a verlas, orgullosa de lo que habían logrado juntas–. Esto es el retorno de las niñas perdidas, capitán

que a una niña perdida más se le impida regresar a casa

las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran

No sé qué hacer, André.
–Puedes sostener mi mano –respondió y una lágrima cayó hasta el pavimento

extasiado al ver su perfil. Ya no quedaban rastros de la niña que había sido la luz de sus ojos y el motivo de todas sus alegrías

parecía más estar más

Ambos sabían que el ser humano era capaz de las cosas más terribles

Hay destinos mucho peores que la muerte, teniente. ¿O todavía no te enteras

Fátima, a cambio de su acto de indulgencia, había jurado lealtad. Y, por supuesto, le creyó. Porque la amaba. Porque era la única que ocupaba el espacio donde debería estar su corazón