Para mí —y quizá para todo el mundo—, ésta ha sido la primera vez desde que nací que he experimentado lo que es envejecer, y la sensación que eso trae aparejada también es nueva. Si la hubiera experimentado con anterioridad, siquiera una vez, seguramente habría podido discernir muchas más cosas y con mayor claridad, pero el caso es que, al tratarse de la primera vez, no resulta nada fácil