El futuro es libre

Si ya no hay confusión o caos, desde el punto de vista del ego, esa es la amenaza más aterradora de todas. En otras palabras, ya no puedes usar tus malentendidos como tu forma de existencia. Si ya no existe ningún malentendido posible –si todo está abierto, totalmente abierto, mortalmente abierto, mortalmente espacioso–, el panorama resulta muy amenazador. Muy posiblemente, en esa situación intentarás retroceder, intentarás regresar a tu ignorancia. Pero incluso ese esfuerzo tiene un efecto inverso, porque esa ignorancia ya no existe, porque estás viendo que la ignorancia en toda su totalidad es inexistente.

Pero si ves lo que estás haciendo como parte de un viaje espiritual del tipo «persona hecha a sí misma», cuando empiezas a hacer hallazgos tan avanzados como el descubrimiento de la inexistencia del ego, debido a que estos descubrimientos amenazan tu noción de persona hecha a sí misma, retrocedes.

Si tu pánico surge en el marco de la disciplina, si estás completamente comprometido con la tradición y la práctica, entonces no puedes revertirlo.

Verás, la meditación no es un enfoque mágico. Al meditar, no entras en absoluto en un estado supermágico. En lugar de reducir el pánico, la meditación va a aumentar el pánico, porque el pánico –en el sentido de tener la sensación de carecer de un suelo– fue el resultado de la meditación. Si el pánico te ataca mientras meditas, continúa con tu sesión de meditación hasta que termine. Si te entra el pánico mientras lavas los platos, termina de lavarlos.

Eso es lo que es en realidad el pánico. Has empezado a reconocer un atisbo de la inexistencia del yo, de la inexistencia de una entidad propia.

La meditación siembra el caos en el mecanismo kármico, en la administración del karma. La tendencia del ego es sentir que se ha establecido del todo y que está totalmente seguro todo el tiempo. Al introducir la situación disciplinada de la meditación, no estás atacando desde el frente, sino que te aproximas por la puerta trasera de la ignorancia. Empiezas a darte cuenta de que, desde el punto de vista del ego, ya no existe ninguna seguridad. En ese momento, es posible desarrollar una tremenda sensación de pánico. El pánico toma todo tipo de formas y se presenta en muchos tamaños. El pánico puede manifestarse en forma de alarma, soledad, depresión, incertidumbre y muchas otras manifestaciones. Fundamentalmente, existe el temor de perder tu suelo y de no saber cómo relacionarte con la situación.

No intentas convertir a alguien a tu doctrina o enseñanza particular. La verdadera compasión solo puede surgir si no tratas de convertir a nadie y si no tienes territorialidad. «Me siento tan bien porque practico esta técnica. Creo en este dogma. Deberías ser como yo. ¡Deberías convertirte en una réplica de mí!». En cambio, la compasión dice: «Sé lo que eres. Esa es la base de tu ser. Estoy a su servicio». Eso es muy diferente de la idea popular de ser caritativo, de ser útil.

la compasión dice: «Sé lo que eres. Esa es la base de tu ser. Estoy a su servicio». Eso es muy diferente de la idea popular de ser caritativo, de ser útil.

En este caso, el aspecto creativo es la compasión. La compasión, desde el punto de vista budista, no es que sientas lástima por alguien o que te haga sentir bien ayudar a alguien o salvar a alguien. Esa es la actitud de la superioridad: «Estoy más sano que esa persona indefensa. Ayudarlo me hace sentir poderoso y útil». Eso refuerza automáticamente el ego.

Así que la confianza, en el sentido último de lo que estamos hablando aquí, es una confianza que no necesita ser confirmada. Podríamos decir que la confianza verdadera es tener fe en la cordura básica. Pero entonces ni siquiera se habla de confianza, que parece una palabra bastante tendenciosa, sino de permanecer con la cordura básica, que se convierte en creatividad.