En la ruptura de los cercos ideológicos tradicional y dictatorial, el paso inicial dado por Rómulo Betancourt fue la superación del condicionamiento ideológico preservado y cultivado, mediante la utilización de la Historia para exaltar, a la par del orgullo patrio, el sometimiento al hombre providencial. La ruptura de los cercos obligaba a desbrozar el terreno para que pudiesen germinar nuevas ideas. Para esto era necesario arreglar cuentas con el romanticismo historicista, con el liberalismo decimonónico y con el positivismo; asumido este último como clave para la interpretación científica de la historia de Venezuela y de la conducta, individual y social, del venezolano.