Gabriel García Márquez

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada

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Este libro excepcional reúne la novela corta que le otorga su título y otros seis relatos más, de los que todos menos uno pertenecen a la etapa de plena madurez del escritor. Fueron los años en los que Macondo le abrió las puertas del realismo mágico: la frase se hace más larga y caudalosa, la realidad se expresa mediante fórmulas mágicas y legendarias, los milagros se insertan en la vida cotidiana.
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Vurderinger

  • Daniel Olmedohar delt en vurderingfor 9 år siden
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    Buena historia, resulta Atrapante.

  • Michelle Duranhar delt en vurderingfor 4 år siden
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  • José Ricardo Ticante Ramírezhar delt en vurderingfor 5 år siden
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Citater

  • Illi Cruz Rdzhar citeretfor 8 år siden
    - Esas cosas sólo suceden por amor -dijo la madre-. ¿Quién es?
  • rosiahar citeretfor 8 år siden
    estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la primera embestida. Pero Eréndira y la abuela estaban hechas a los riesgos de aquella naturaleza desatinada, y apenas si notaron el calibre del viento en el baño adornado de pavorreales repetidos y mosaicos pueriles de termas romanas.
    La abuela, desnuda y grande, parecía una hermosa ballena blanca en la alberca de mármol. La nieta había cumplido apenas los catorce años, y era lánguida y de huesos tiernos, y demasiado mansa para su edad. Con una parsimonia que tenía algo de rigor sagrado le hacía abluciones a la abuela con un agua en la que había hervido plantas depurativas y hojas de buen olor, y éstas se quedaban pegadas en las espaldas suculentas, en los cabellos metálicos y sueltos, en el hombro potente tatuado sin piedad con un escarnio de marineros.
    —Anoche soñé que estaba esperando una carta —dijo la abuela.
    Eréndira, que nunca hablaba si no era por motivos ineludibles, preguntó:
  • b0185855190har citeretfor 8 år siden
    se acariciaron sin prisa, se desnudaron hasta la fatiga, con una ternura callada y una dicha recóndita que se parecieron más que nunca al amor.

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