Es indudable que Cortés, a pesar de su gran capacidad estra-tégica, jamás hubiese logrado nada de lo que ahora se reconocen como actos de su ingenio personal sin la alianza con los grupos mesoamericanos que poco a poco se unieron a ese ejército masivo y, principalmente, sin Malintzin, su traductora e intérprete. A partir del ejemplo de Malintzin se deduce que ella guiaba a Cortés y, por su parte, las princesas tlaxcaltecas traducían, interpretaban, planificaban estrategias y lideraban ejércitos en náhuatl y español, ya que ninguno de los capitanes que les fueron dados en matrimonio aprendió náhuatl.